Preguntarnos cuando menos cuatro veces “¿Por qué?” no sólo es una buena técnica de la Innovación, también es una técnica intuitiva de conocimiento bien adoptada por los niños que van creciendo, aprendiendo y descubriendo el mundo.
No
supongo, más bien afirmo, que todos los adultos hemos sido participe de este
experimentar con algún pequeño. Recientemente me pasó con un pequeño cercano a
mà que me preguntaba “¿Por qué hay muchos negocios que ponen corazones como
parte de su decoración?” – Pues porque febrero tiene un dÃa para celebrar el
dÃa del amor y de la amistad, le contesté sin saber lo que me esperaba. “¿Por
qué es el dÃa del amor y la amistad?” – Yo creo que sólo es un buen pretexto
para ratificar el afecto que existe entre las personas, algunas son amigos y
otras son pareja. “¿Por qué hay amigos y parejas?” – Porque una cosa es tener
una amistad con alguien y otra que exista amor entre dos personas, contesté
sintiéndome acorralado pues ya no estaba seguro de que mi respuesta fuera la
mejor, o cuando menos que convenciera al pequeño. “¿Por qué tenemos que saber
diferenciar?”... pues porque en estos momentos vamos a ir a la librerÃa a
conseguir esa combinación de palabras que nos ayuden a responder tu última
pregunta.
Llegando
a la librerÃa, la señorita nos mostró 6 libros infantiles que tocaban el tema
del amor, entre ellos estaba “El corazón y la botella” del autor e ilustrador Oliver Jeffers editado por el Fondo de Cultura Económica.
El corazón y la botella narra la
historia de una pequeña niña inquieta, ávida de conocer, explorar, descubrir,
analizar y disfrutar de las maravillosas y sencillas cosas que tiene el mundo
que la rodea; un dÃa a causa de sentirse insegura, decide “guardar” su corazón
en una botella para protegerlo y consigue dejar su corazón seguro.
Sin
embargo, deja de sentir esa fascinación por disfrutar del dÃa a dÃa y lo que
esto conlleva; pierde la capacidad de asombro y de dejarse encantar por la
vida. Finalmente, desaparece la sonrisa de su rostro y se da cuenta que llevar
al cuello su corazón guardado en la botella, no le sirve de mucho y cambia la
estrategia, decide recuperar su corazón, sin que le sea tan fácil como fue
guardarlo, con su persistencia lo consigue y “El corazón regresó a su lugar”.
Es
una historia sencilla, apoyada en imágenes grandes y coloridas, dirigida a
niños pequeños (tal vez en la etapa que empiezan a unir sonidos provenientes de
las letras, como proceso de aprendizaje de lectura); aunque también pareciera
que el contenido regala una reflexión a los adultos que algunas veces pensamos
que es mejor no involucrarnos en una relación de amistad o de pareja con la
única finalidad de “proteger el corazón”, para que no nos lastimen, en este
sentido perdemos la oportunidad de sentir, de enamorarse y sobre todo de vivir.
Dos
cosas de este libro me hicieron reflexionar, la primera tiene que ver con los
apegos que generamos a ciertos espacios que llegan a ser nuestros favoritos,
algunos de ellos para reflexionar y meditar, otros para descansar y contemplar.
Estos espacios pueden ser disfrutables según nuestro estado de ánimo, en
ocasiones, a pesar de estar ahÃ, el espacio se siente vacÃo y solitario, no es
tan disfrutable como uno quisiera y la razón la explica la niña protagonista de
este libro. La segunda reflexión la asocio con la barrera (y si se me permite
el término informático “firewall”) que muchas veces nos ponemos para sentir, un
niño no usuaria estos términos pero su forma de explicarlo es metiendo el
corazón dentro de una botella, tal como lo hace la niña protagonista de este
libro.
Han
de saber que después de leer este libro, las preguntas que se originaron fueron más difÃciles de contestar. Menudo lÃo en el que juntos nos
metimos.