Hace no mucho me preguntaron: ¿Qué palabras le dirÃas a tu mejor
amigo que te acompañó en las buenas y malas durante más de 12 años y va camino al cielo? Aquel amigo
que siempre estuvo disponible para recibirte, con la mejor actitud sin
importan la hora, condición o contenido mental con el que llegas a casa.
No tuve palabras para expresar una sola frase. Lo que si lograron fue llevarme a un mundo de pensamientos que durante más de dos horas no
pude quitármelos. “Jamás me va a pasar… jamás ha de morir uno de mis perrijos,
jamás he de abandonarlos, jamás he de regalarlos… nunca”, poco a poco se fueron
esos demonios, poco a poco dejaron de hacer sinapsis esas ideas en mi cabeza.
Ya luego se me pasó. Hoy, he encontrado un poema del maestro “Armando Flores
Aguirre”, obtenido de su columna Mirador en el periódico mexicano reforma; para responder a aquella pregunta.
¿Recuerdas, Terry/Ender/Maika/LiLuz/Boby/Firulais..., amado perro
mÃo,
aquella tempestad de rayos que cayó cerca
de la casa?
Eras cachorro todavÃa, y te asustaste.
Mi esposa te tomó en sus brazos, y de
inmediato te tranquilizaste. Ya no oÃste
los truenos como un peligro que te
amenazaba, sino como una música que
Wagner o Berlioz tocaba para ti.
A veces, Terry/Ender/Maika/LiLuz/Boby/Firulais... llegan a mi vida
tormentas
que me atemorizan. Entonces me refugio
en los brazos de mi esposa –de mi mujer,
de mi señora. En ellos mis tormentas
se sosiegan, y ya no temo al rayo ni me
causan espanto los relámpagos.
Cada quien deberÃa tener cerca de sÃ
unos brazos en los cuales buscar asilo
en tiempos de borrasca. Si no los tiene,
busque los de Dios. Son amorosos brazos.
De ellos salimos y a ellos vamos a volver.
En sus brazos estás tú ya, querido
Terry/Ender/Maika/LiLuz/Boby/Firulais...
En ellos te encontraré. Me encontraré
en ellos.
A este poema, sólo le agregarÃa.
Te voy a extrañar fiel amigo incondicional.