Los mejores cuentos de Sergio Pitol

10:59 a.m.


"Mi madre repetía que de tanto jugar a los bandidos acabaría por soñarlos. Yo digo que terminé siendo uno de ellos."

Y así es como logré sentirme (un bandido) al terminar de leer el libro “Los mejores cuentos” de Sergio Pitol editado por Anagrama. Si los mismos bandidos terminan corriendo para no ser alcanzados,  yo no quise ser apresado por la necesidad de expresar mi extraña sensación al terminar de leer el de los cuentos.

La grata sensación que resulta al tener un libro de un autor mexicano tan respetado por muchos escritores y editores, no deja de cosquillear mi curiosidad cuando Enrique Vila-Matas dedica 31 páginas a su presentación. “Es claro que Sergio es pionero, especial, destacado, el mejor… pero que ya comience su obra” - pensaba mientras identifica el estilo de Enrique.

El primer cuento está dedicado a Carlos Monsiváis, el siguiente a José Emilio Pacheco, le sigue otro dedicado a Elena Poniatowska, otro a Neus Espresate… el antepenúltimo está dedicado a Juan Villoro, el penúltimo para Margo Glantz… y al igual que ustedes me preguntaba ¿Cuál de ellos ha de ser el mejor?, ¿Aquél cuento dedicado al escritor más popular? ¿El cuento dedicado al escritor que más libros ha vendido? ¿Quizá el cuento dedicado al escritor con el que más amistad ha tenido? Las respuestas son difíciles de contestar porque todos los cuentos, sin excepción, podrían ser mis favoritos.

Para un lector como yo, que a pesar de no haber leído nada de Sergio Pitol e incluso de haberlo descubierto hace no más de 6 años, me resulta fácil identificar su estilo. Lo característico de los cuentos de Pitol está en su intención, el título de un cuento sólo es un pretexto para saber por qué historia comenzará; al final, el lector resulta beneficiado con dos grandes historias que se desprende de un momento en que coinciden pero que nunca  confunden, por el contrario, detallan un momento potenciando una emoción. Todos los días que se lee un cuento de Sergio Pitol pueden parecer días de suerte. “¡Qué maravilla!, desperté con el pie derecho porque este cuento trae regalo, es como hacerme acreedor a una promoción 2x1”.

Si yo fuera un novelista me quedaría con el siguiente fragmento:


Un novelista es alguien que oye voces a través de las voces. Se mete en la cama y de pronto esas voces lo obligan a levantarse, a buscar una hoja de papel y escribir tres o cuatros líneas, o tan sólo un par de adjetivos o el nombre de una planta.

Esas características, y unas cuantas más, hacen que su vida mantenga una notable semejanza con la de los dementes, lo que para nada lo angustia; agradece, por el contrario a las Musas, el haberle transmitido esas voces sin las cuales se sentiría perdido. Con ellas va trazando el mapa de su vida.


Pero como en realidad soy más de las tecnologías de información y comunicación, y quienes comenzamos desarrollando software podríamos identificarnos con los artistas según las leyes mexicanas pues, así como una obra literaria se registra ante el InstitutoNacional del Derecho de Autor, también un código fuente debe ser registrado como tal. Así es como el siguiente fragmento fue creado:


Un desarrollador es alguien que oye voces a través de las computadoras, a través de presionar las teclas de un teclado quizá. Se mete a la cama y de pronto esas voces lo obligan a levantarse, a buscar un equipo de cómputo y abrir un "bloc de notas" para escribir tres o cuatro líneas de código fuente, o tan sólo un seudo código o una función. Esas características, y unas cuantas más, hacen que su vida mantenga una notable semejanza con la de los dementes, lo que para nada lo angustia; agradece, por el contrario a las Musas, el haberle transmitido esas voces sin las cuales se sentiría perdido. Con ellas va trazando el mapa de su vida y el lenguaje de programación con el que seguirá creando software, hasta que llegue otro y le prometa un mejor paraíso para soñar e innovar.

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